EL OJO CLÍNICO DE LOS NIÑOS

Vemos a los niños como que no piensan más allá de lo cercano y que se supone que no se enteran de lo que pasa. Pues vamos a decir que esto no es así, y no me quedo ahí sino que el razonamiento va a detallar los porqués.

Cuando los refranes, conocidos como la sabiduría popular, hablan de que los niños siempre dicen la verdad, no se equivocan. Los niños ven más allá, sintetizan la información importante ya que saben ver lo que a veces nosotros vemos desde otro ángulo, hablamos de la realidad.

Esta realidad no es otra, que la de acceder a la información sin prejuicios, sin sesgar lo que nos dicen y decimos, sin manipulaciones contextuales, es decir, a una realidad sin toxicidades.

Los niños, hoy por hoy están más espabilados que antes, dejan de ser niños y pasan a ser adolescentes con mucha rapidez, y esto tiene una parte buena que es que debemos de aprovechar su sabiduría que viene siendo como una estrella fugaz, pasa con tanta velocidad que a veces llegamos tarde cuando queremos verla.

Los más pequeños de la casa pueden enseñarnos mucho, entre otras y como bien dice nuestro título, la visión de estos de cómo nos afecta la crisis. Ellos no ven la crisis como algo que nos quita vienes materiales, sino como la unión familiar para sacar algo hacia delante, cuando nosotros nos preocupamos ellos lo notan, lo sienten, y vemos en ellos comportamientos tales como que cuando tienen dinero para cualquier cosilla, lo ahorren para darlo e implicarse en el apoyo familiar. Todo esto lo vemos como astucia infantil pero realmente es una calidad de aprendizaje que no podemos medir de manera cuantitativa ya que lo hacen sin más, pero ver la parte cualitativa de este aprendizaje es algo asombroso porque nos enseñan a nosotros a gestionar acciones que veíamos como innecesarias. Y con ello me refiero a que hay veces que padecemos, sentimos o nos preocupamos por no poder dar tantos de los caprichos que querríamos que tuvieran los niños, sin embargo estos ven más esa preocupación que esos caprichos que no necesitan.

Lo que debemos hacer con todo esto, es tener más conciencia moral de la parte implícita de nuestros hechos y disfrutar de momentos que no impliquen cosas materiales.

Y como siempre, citando a alguien que nos deja en varias frases unas palabras célebres sobre lo que hablamos, quiero hacer mención a lo que nos dice Paulo Coelho, “un niño siempre puede enseñar tres cosas a un adulto: a ponerse contento sin motivo, a estar siempre ocupado con algo y a saber exigir con todas sus fuerzas aquello que desea”.

Aprovechemos la sabiduría de los niños, su ojo clínico sin manipular y sus simplezas a la hora de disfrutar de la vida.

 

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